El
mercado de valores en Colombia ofrece las operaciones de compra conocidas en el
argot bursátil, como largos, las cuales consisten en adquirir un activo con la
expectativa que este incremente su valor en el tiempo, no obstante, dado que es
inviable que un activo se valorice de manera infinita a través del tiempo, se
presentan periodos a la baja, conocidos como correcciones, las cuales en el
caso de rompimiento de niveles técnicos puedes presentar un escenario de cambio
de tendencia que implique la desvalorización del activo, periodo en el cual se
privilegian los cortos, operaciones en las cuales se vende un activo con la
expectativa que este reduzca su precio para adquirirlo a un valor menor y de
esta manera cerrar la transacción; en el caso colombiano estas últimas se simulan
haciendo uso de las denominadas Transferencias
Temporales de Valores (TTV), las cuales fueron establecidas mediante el artículo
14 de la Ley 964 de 2005, así como el artículo
tercero y subsiguientes del Decreto 4432 de 2006.
Las
TTV teóricamente permitirían que los inversores aprovecharan los mercados a la
baja, incrementando de esta manera las posibilidades del inversionista de
operar en el mercado, con el consecuente impacto en el volumen, la liquidez y
la cantidad de operaciones en el mercado, no obstante según cifras publicadas
en el portal de la BVC, el porcentaje de estas operaciones no ha excedido el 1%
del total operado en el mercado, lo que claramente indica que su impacto ha sido
prácticamente nulo, dejando en claro bien el desconocimiento de esta figura por
parte de los inversionistas o bien un problema estructural que impide que su
comportamiento sea análogo al de las ventas en corto tradicionales[1].
[1] La venta al descubierto contradice el viejo adagio: "comprar
barato, vender caro". Ya que anticipando que el precio de una
acción disminuya, un trader vende caro para posteriormente comprar barato. La parte
difícil es que el vendedor no posee realmente las acciones que quieren vender.