Es usual que en el mercado de capitales cuando un inversionista realiza la compra de acciones de una compañía, se convierta de manera inmediata en propietario de la misma, en otras palabras, esta inversión no se considera como un préstamo que el inversor realiza a la empresa, razón por la cual no se crea una deuda de la compañía con el accionista. Por el contrario realizar la adquisición de un paquete accionario implica compartir los riesgos de la empresa; en otras palabras si esta tiene éxito se incrementará el valor de las acciones y si esta fracasa este valor disminuirá; en el caso colombiano, podemos apreciar esta situación de manera clara con títulos del sector petrolero y sus fluctuaciones en su valor en función de la cantidad de hallazgos que encuentren, lo que explica la volatilidad elevada de estos títulos; mas allá de esta situación, podemos apreciar como el riesgo compartido que asumen los accionistas puede llevar el valor de un titulo a cero como es el reciente caso de Interbolsa Holding S.A.
Pero mas allá de compartir los riesgos de una empresa, las acciones como tal permiten a los inversores ser participes de decisiones de gobierno corporativo, las cuales involucran elegir la junta de directores, solicitar informes de control, toma de decisiones, entre otros; ahora bien estas funciones a su vez dependerán de la naturaleza de la acción, existen las ordinarias, las preferentes y ambas pueden emitirse bien con derecho o sin derecho a voto; es claro que si no se quiere perder el control de las decisiones empresariales se deberá realizar una emisión accionaria con dividendo y sin derecho a voto, en tanto si se quiere atraer capital inversores, se deberá realizar la emisión accionaria con derecho a voto.